"(...) Cada época tiene que dejar su huella. Pero nada deja mayor huella en materia arquitectónica que la excepción. Es desolador. Aunque, algunas veces, estas excepciones tengan calidad arquitectónica, en mi opinión, no suelen poner de manifiesto las preocupaciones primordiales: la simplicidad, la verdad relativa a la construcción y el sentido común. ¿Por qué construir esos palacios, esos monumentos, cuando todo podría ser tan simple? La emoción procede de la arquitectura simple, legible; los espíritus necesitan que las cosas sean legibles. Y una arquitectura que revela su constitución, del mismo modo que un ser humano revela su constitución, revela a la vez sus objetivos, y todo ello sin camuflaje y, sobre todo, sin artificios.
Soy categórico, no es la forma lo que hace bella las cosas, sino sus características. La gente se siente atraída por la arquitectura del pasado, que llega al corazón de todo el mundo, de todos. Porque les conmueve profundamente la honestidad de esas viejas arquitecturas. Y, en mi opinión, esa honestidad es ante todo técnica. Acabo de pronunciar la palabra horrible, la palabra que da miedo..."
Jean Prouvé
Conversaciones con Jean Prouvé pág.42
Entiendo que no hay nada más complejo que lo que se esconde detrás de una aparente simplicidad. Nada más complejo que la victoria de la gestión de la complejidad que hay intrínseca en cualquier simplicidad.
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