24.2.10

Instrucciones para subir una escalera

"Nadie habrá dejado de observar que con frecuencia el suelo se pliega de manera tal que una parte sube en ángulo recto con el plano del suelo, y luego la parte siguiente se coloca paralela a este plano, para dar paso a una nueva perpendicular, conducta que se repite en espiral o en línea quebrada hasta alturas sumamente variables. Agachándose y poniendo la mano izquierda en una de las partes verticales, y la derecha en la horizontal correspondiente, se está en posesión momentánea de un peldaño o escalón. Cada uno de estos peldaños, formados como se ve por dos elementos, se sitúa un tanto más arriba y adelante que el anterior, principio que da sentido a la escalera, ya que cualquiera otra combinación producirá formas quizá más bellas o pintorescas, pero incapaces de trasladar de una planta baja a un primer piso.

Las escaleras se suben de frente, pues hacia atrás o de costado resultan particularmente incómodas. La actitud natural consiste en mantenerse de pie, los brazos colgando sin esfuerzo, la cabeza erguida aunque no tanto que los ojos dejen de ver los peldaños inmediatamente superiores al que se pisa, y respirando lenta y regularmente. Para subir una escalera se comienza por levantar esa parte del cuerpo situada a la derecha abajo, envuelta casi siempre en cuero o gamuza, y que salvo excepciones cabe exactamente en el escalón. Puesta en el primer peldaño dicha parte, que para abreviar llamaremos pie, se recoge la parte equivalente de la izquierda (también llamada pie, pero que no ha de confundirse con el pie antes citado), y llevándola a la altura del pie, se le hace seguir hasta colocarla en el segundo peldaño, con lo cual en éste descansará el pie, y en el primero descansará el pie. (Los primeros peldaños son siempre los más difíciles, hasta adquirir la coordinación necesaria. La coincidencia de nombre entre el pie y el pie hace difícil la explicación. Cuídese especialmente de no levantar al mismo tiempo el pie y el pie).

Llegando en esta forma al segundo peldaño, basta repetir alternadamente los movimientos hasta encontrarse con el final de la escalera. Se sale de ella fácilmente, con un ligero golpe de talón que la fija en su sitio, del que no se moverá hasta el momento del descenso.

Instrucciones para subir una escalera
Historias de Cronopios y Famas
Julio Cortázar
El blog de Hugo Orell

20.2.10

cultura situacionista

"Cultura: Reflejo y prefiguración en cada momento histórico de las posibilidades de organización de la vida cotidiana: conjunto de hechos estéticos, sentimientos y costumbres a través de los cuales una colectividad reacciona ante la vida que le es dada objetivamente por su economía. (Sólo definimos este término en la prespectiva de la creación de valores, y no en la de su transmisión.)"

Definiciones
Internacionale situationniste núm.1
Junio 1958

19.2.10

Juzgar

"Cuatro hombres visitan Australia por primera vez. Mientras viajan en tren, perciben el eprfil de un cordero negro que está paciendo. El primer hombre concluye de ello que los corderos australianos son negros. EL segundo asegura que todo lo que se puede concluir es que ciertos corderos australianos son negros. El tercero objeta que la única conclusión posible es que , en Australia, al menos un cordero es negro. El cuarto hombre, un escéptico, concluye: existe en Australia al menos un corder, uno de cuyos lados, por lo menos, es negro."

Raymond Chevalier (Québec, Sceptique, 1993)

Curso de autodefensa intelectual
Normand Baillargeon
pag 184

18.2.10

Sin alma no hay ciudad

"Es más o menos lo mismo en todas parte... casi no veo ninguna diferencia. Lo que quiero decir es que cuando voy y vengo por las calles es siempre más o menos lo mismo: Newark Avenue, Jackson Avenue, Bergen Avenue. Bueno, lo que quiero decir es que a veces no se puede decidir cuál es la avenida por la que uno quiere ir porque son más o menos exactamente iguales; no hay nada que las diferencie.

¿Cómo reconocería a Fairview Avenue, llegando a ella?

Por el letrero de la calle. Es el único modo como se puede reconocer una calle en esta ciudad. No hay nada que sirva para distinguir una calle de otra, nada más que una distinta casa de departamentos en la esquina... y eso es todo.

Creo que por lo común sabemos orientarnos. Cuando hay voluntad, se halla el camino. A veces uno se confunde y puede perder unos cuantos minutos tratando de hallar un lugar, pero creo que después de un rato consigue llegar a donde quería ir."

observaciones de la gente de la calle de Jersey City.

La imagen de la ciudad
Kevin Lynch
pag.44

17.2.10

Espacio Público

"Some fifty rose sprouts were planted all over the yard in early spring. In order to protect them from the morning frost, they were covered with plastic bottles. Even so, none of the rosebushes survived until summer, some froze, but most of them were trampled down by kids playing in the yard."

Neighbours 2
Olivers Musovik

"Al comienzo de la primavera se plantaron en el patio unos cincuenta brotes de rosas. Para protegerlas de las heladas de la mañana, se cubrieron con botellas de plástico. Sin embargo, ninguno de los rosales sobrevivió hasta el verano. Algunos se congelaron, pero la mayoría fue pisoteada por los niños que juegan en el patio."

Neighbours 2
Olivers Musovik
Monografías 0 (revista de arte y arquitectura nº4), ciudad I, pág. 292

12.2.10

Atrapando el espacio


Salimos de Saint Louis, al norte de Senegal, con la intención de acercarnos a la frontera con Mauritania, a pesar de los sofocantes cuarenta grados de temperatura. El viaje, de varias horas, nos llevó a bordear los humedales de la Reserva de Fauna de Ndiael que en esta época del año está cerrada y se empieza a intuir la dureza del gran desierto. Íbamos nosotros dos y el conductor a bordo de un coche tan viejo que entre nuestros pies veíamos pasar el polvoriento camino. El trayecto por carreteras llenas de socavones y por caminos de tierra fina nos anticipaba la proximidad del desierto. Fue entonces que llegamos, después de una hora circulando sin destino entre humedales que se perdían en el horizonte, a un pequeño poblado de pescadores nómadas. El conductor se detuvo cuando le preguntamos sobre aquella gente y nos invitó a bajar y visitarlos.

Nos vinieron a saludar unos cuantos niños, con curiosidad, pero extrañamente sin pedirnos nada, y desde una alfombra de cañas trenzadas en medio del pequeño poblado nos saludaron -sin ninguna intención de levantarse- un par de hombres, invitándonos a sentarnos junto a ellos. Intentamos charlar con la ayuda de nuestro conductor reconvertido en intérprete, nos mirábamos y nos reíamos entre confusas preguntas y respuestas para aprender y conocernos. Mientras ellos nos ofrecían un té, nosotros les entregábamos algunas medicinas y otras cosas de uso diario que nos habían dicho que podrían necesitar en estos poblados. Más tarde, y agradecidos todos por el encuentro, nos despedimos con un largo adiós que ninguna de las dos partes sabía cómo finalizar. Justo después nos tomamos la libertad de dar una vuelta por las tres chozas que formaban aquel poblado, tal dos extraterrestres curiosos. Los niños nos perseguían por todos los rincones jugando con nuestras cámaras y haciéndose fotos entre risas, con la curiosidad del que no entiende la magia de la tecnología.

Entonces nos encontramos con una estructura de madera mínima que se levanta a un lado del poblado. Construida con troncos recogidos en los alrededores, constituye un nuevo espacio que se abre hacia el centro del poblado. La disposición de los troncos verticales que delimita el espacio y sustenta la cubierta a dos aguas, está construida de la misma manera. Es la estructura mínima necesaria para erigir la esencia de un espacio. Sólo le faltan unas cañas para cerrar las paredes y hojas para el techo, o quizás algún plástico traído desde muy lejos para conseguir una mejor impermeabilización debajo de estas.

La transparencia de la estructura no impide que su espacio interior este perfectamente formado y que ya constituya parte de la estructura del poblado, convirtiendo las diferentes cosas en un todo. Entrar en el interior de la estructura es, sin dudas, violar un espacio privado, quizás sin nombre aparente pero con su alma ya protegiendo sus límites. En un territorio totalmente horizontal el límite es el cielo, y un poco de cobijo para establecer los límites de la privacidad dentro del grupo es la función de esta pequeña estructura de madera.

Estructurar el espacio para hacerlo perceptible, entendible y habitable es al fin ser arquitecto, y dar respuesta a los límites de privacidad uno de nuestros encargos.

Marc Chalamanch

(Fotografía Marc Chalamanch)