Hace tres años tuvimos la oportunidad de estar junto a los buenos amigos
Luis Aldrete de
Hipogeo y
Rozanna Montiel en el despacho de
Alberto Kalach minutos antes de que entregaran los paneles para el concurso que posteriormente ganaron de la
Biblioteca Vasconcelos, hicimos un poquitos de conejitos de indias, nos explicaron el proyecto y nos miraron las caras con mucha atención para ver si podían deducir en nuestras expresiones los ánimos para creerse ganadores o no. Recuerdo que Alberto nos explicaba con entusiasmo como los libros volaban encima de la gran nave, como la estructura podía explicar todo el proyecto de una manera muy clara destacando las referencias prehispanicas y la voluntad, que se ha perdido en el resultado final del proyecto, de hundir la biblioteca para que los jardines que redean el edificio se conviertan en la fachada desde dentro de la Biblioteca. Tres años después y con el edificio ya construido fuimos visitarlo con otra buena amiga y ahora coordinadora editorial de la revista Arquine
Gabriela Solis, de aquel paseo salen estas fotos pero seguro que el libro que
Arquine está preparando del proyecto nos podrá exlicar la evolución del proceso de elavoración de esta obra pública tan importante en México.








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