7.6.10

No te olvides a decirle a Perico que la cabeza es suya

“[…]
- ¿Qué es eso? – preguntó la mujer al camarero, y señaló al largo espinazo del gran pez, que ahora no era más que basura esperando a que se la llevara la marea.

- Tiburón – dijo el camarero -. Un tiburón.

Quería explicarle lo que había sucedido.

- No sabía que los tiburones tuvieran colas tan hermosas, tan bellamente formadas.

- Ni yo tampoco – dijo el hombre que la acompañaba.

Allá arriba, junto al camino, en su cabaña, el viejo dormía nuevamente. Todavía dormía de bruces y el muchacho estaba sentado a su lado contemplándolo. El viejo soñaba con los leones marinos.”

El viejo y el mar, Ernest Hemingway

P.D. un trozo minúsculo de esta gran novela que sacado de contexto permite reimaginar quién es ese tiburón, esa mujer y su acompañante, el papel del camarero y lo sucedido mientras el viejo está en lo alto con un muchacho que lo contempla mientras sueña con unos “desconcertantes” leones marinos. Y ya puestos, seguro que podemos convertirlo en metáfora de la crisis en la que vivimos…

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